Reivindicar la república va más allá del antimonarquismo, como decía Julio Anguita

Reivindicar la república va más allá del antimonarquismo, como decía Julio Anguita 

Julio Anguita
«La república está para resolver los problemas de hoy, no para cambiar a un rey por un presidente. Eso es puro folclore» decía Julio Anguita 

En el 90º aniversario de la proclamación de la II República Española, fecha de celebración de las clases populares, hemos querido revisar y encarnar lo que el maestro Julio Anguita manifestaba abiertamente acerca la reivindicación republicana. Anguita, quien nos dejó en 2020 habló numerosas veces sobre el ideario de una tercera república puesto sobre la mesa y debatido, como un previo ejercicio incuestionable a la hora de tomar una partida seria, mucho más allá de la agitación de banderas tricolor o la supresión de la monarquía. 

La república es una cosa muy seria que trasciende manifestaciones, el ondea banderas y que debe ser algo más que el antimonarquismo. Para mí la república es la democracia, y la democracia es república. La democracia significa intervención en la economía, no es votar cada cuatro años. Son cosas mucho más importantes: referéndums vinculantes, iniciativas legislativas populares, participación de los ciudadanos en la distintas administraciones del Estado, quitar tanto aforado (10.000 son políticos y 8.000 de otras ramas)... La democracia significa que los españoles, sus vidas, sus trabajos y sus viviendas están por encima de cualquier otra consideración, y en consecuencia, la economía se tiene que someter a la consecución de los derechos humanos. Esto es la república para mí. 

La república tiene virtudes éticas y civiles, entre ellas la austeridad, que no es amarrarse el cinturón o recortes en educación como hace el Gobierno. Significa que los gastos han de ser medidos, pesados, que se acabaron las obras faraónicas que después no sirven para nada, etc. 

Es decir, toda una concepción de la política, y sobre todo una concepción basada en la ética. Esa es la república. Y eso, por tanto, tiene que ser preparado. No se puede improvisar en un discurso o en una manifestación. 

El movimiento republicano tenía que unirse en torno a una propuesta de república.

 

Anguita, lúcido y pragmático en toda declaración pública y testimoniada que pueda encontrarse sobre él, advertía frecuentemente con su oratoria de docente, la escasez sustancial de la manifestación que no estuviera apoyada sobre un discurso o planes con los que ir dando pasos. Lejos del fervor y de la euforia, siempre defendió la contundencia de herramientas que fueran terrenales para seguir construyendo, en lugar de fijarnos en los fuegos artificiales. 

Discutámoslo. Vamos a traer república de verdad. Todo el tiempo que perdamos en insultar al rey no sirve. De vez en cuando hay que decirle un par de cosas, pero ni caso. Si conseguimos la República, se le da el billete y se le pone en la frontera. Pero ya está, no gastéis más tiempo. Esos mensajes en internet, esos chistes... por ahí se va la fuerza. Somos un pueblo que saca chistes de los problemas, pero todo se queda en el chiste. Y ese folclore, no sirve. 

El sentido del humor tiene una fase que es buena, disuelve problemas y eso ayuda. Pero tiene otra fase que sirve para adormecer el sentido.

En torno al programa para una III República, son conocidas muchas exposiciones de Anguita a lo largo de sus años de actividad. Julio zarandea ciertas aptitudes de la izquierda como un ejercicio crítico para construir una república sobrio y serio, y con una serie de puntos indispensables en los que vertebrar: derechos humanos, la sociedad de pleno empleo, el reparto equitativo, igualdad entre hombres y mujeres, poder económico supeditado a la soberanía y no al contrario, desarrollo sostenible en un lugar de crecimiento, y un largo, etc.

Para cerrar esta entrada, una frase clave de entre tantas que dijo:

La república está para resolver los problemas de hoy, no para cambiar a un rey por un presidente. Eso es puro folclore. 


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