Mezquinidad ante amenazas de muerte

Esto fue lo que dijo el PP en 2012 sobre las amenazas de muerte sin poner un 'pero
balas
Las amenazas de muerte directas no deberían ser nunca ninguneadas ni menos preciadas, como tampoco debería sesgarse a los amenazados por ideología ni por su clase

El panorama preelectoral madrileño parece haberse convertido en una nueva feria de amenazas cometidas mediante balas enviadas por correo postal, viendo los casos asombrosamente numerosos (sí, numerosos) de estos días. Parece que esa página pasada de la acción violenta que coartaba las libertades democráticas mediante la extorsión, vuelve a surgir en un ambiente político agitado con una fuerte oscilación entre lo cirsense, lo grotesco y lo decepcionante. 

Las recientes amenazas y su impacto mediático eclipsan las propuestas y los programas electorales de los partidos. Por otro lado, la salud política es actualmente pobre al haberse hecho como principal premisa el descrédito del adversario, que sin ser desmerecido en  ocasiones no parece que sea la salubre victoria de un corredor por su propia velocidad en lugar de dedicarse a zancadillear a sus rivales. 

Las amenazas de muerte no deberían ser nunca ninguneadas ni menospreciadas. En la historia reciente de la democracia española, tenemos un ejemplo bien sonado de las acciones armadas actuando directamente y que han costado muchísimas víctimas como para no tomar en serio una práctica que requiere una implicación judicial. Por tanto, resultan un tanto mezquinos quienes abren un sesgo en restar importancia y quienes ponen peros tras la coma cuando anuncian su rechazo público a las amenazas. 

Desde que la semana pasada recibieran María Gámez, Marlaska e Iglesias amenazas de muerte similares, la cuenta en redes sociales del PP en la Comunidad de Madrid escribió "Cierra al salir", en alusión al candidato de Unidas Podemos que abandonó el debate de la Cadena Ser al negarse Rocío Monasterio a rectificar su puesta en duda de dicha amenaza. La frivolidad del mensaje, asombra puesto que el Partido Popular ha sido junto al PSOE, una de las fuerzas que más amenazas a recibido en sus candidatos en los años del terrorismo etarra. Pablo Casado, ante el polémico tuit que fue borrado más tarde, dijo otras palabras confusas: "Si se ha puesto habrá sido para decir que en los debates es bueno estar". Lo cierto es que nadie se cree que en el PP hayan podido olvidar tantos años de amenazas, como para no tener un mensaje menos sesgado y de fiel defensa democráctica hacia otro miembro político amenazado. 

Captura del tuit borrado horas más tarde

Martínez Almeida, tras rechazar las dudas sembradas de Monasterio, señaló a Iglesias de hipócrita y de alentar la violencia cuando se produjeron las manifestaciones contra el encarcelamiento de Pablo Hasel y cuando Vox dio un mitin en Vallecas. Ambas acusaciones son falsas y no existen tales por más que se rastreen los periódicos. 

Díaz Ayuso también tomó posición en el asunto y dijo: "Lo que no puede ser es que aquellos que provocan esa violencia luego se hagan los ofendidos". La presidenta en funciones de la CAM, coloca su "pero" sin despeinarse. No cabe en cabeza de nadie que las amenazas de muerte que el PP ha recibido en su historia, hayan sido rebajadas a nivel de ofensa. Nadie podría encajar que alguien del PP hubiera sido tildado de ofendido o llorica cuando la amenaza rondaba el terrible asesinato de Miguel Ángel Blanco o el durísimo secuestro de Ortega Lara. Las palabras de Ayuso muestran sesgo donde no debe tener cabida ni un solo pero.


Qué decía el PP sobre amenazas de muerte en 2012 

La propia Esperanza Aguirre, presidenta de la CAM y del PP en Madrid, declaraba que pasar por alto las amenazas de muerte a los políticos 'acabaría con la democracia'.

https://www.elmundo.es/elmundo/2012/09/05/madrid/1346845848.html

Isabel Díaz Ayuso, a la que precisamente ayer enviaran una amenaza de muerte mediante 2 balas,  en 2012 también publicaba en la red social la propuesta por la que votar las amenazas con una Declaración Institucional:


Ciudadanos

Que la neutralidad hoy es extremo centro es una evidencia. Cuenta de ello dio Edmundo Bal desde el directo del debate en la Cadena Ser hasta la última hora en esta campaña a través de sus declaraciones. Tras comunicar Gabilondo y Mónica García que también abandonaban el debate, Bal les rogó por activa y por pasiva permanecer allí sentados. Si bien es cierto que el candidato de Ciudadanos comprimió el máximo de su programa en su apretadísima intervención, su postura fue la de aceptar la participación de Vox no solo en los debates, sino en los equipos de gobierno, adoptando así un papel en el que se de y se comparta mando político con miembros de un partido que duda de las amenazas de muerte. 

La actitud de Bal en representación de Ciudadanos, puede ser más o menos respetable, sin embargo es chocante ver como la actitud de negociar de este partido hacia otras fuerzas, por ejemplo independentistas, es de una negativa sólida pero no con otras que alumbran inferencia de una amenaza de muerte sobre un rival político. 

En 2016, Rivera se levantó de la mesa de acuerdo con Podemos, de quien dijo querer reventar la negociación. Vox quiso reventar el debate de la Ser durante su emisión el pasado día 23 y Bal no se levantó de la mesa. 

En 2007, Albert Rivera recibió una vil amenaza de muerte que fue portada de ABC: un paquete en el que venía su fotografía con una bala real incrustada en el entrecejo, y sangre. ¿Puede alguien imaginarse a Bal negociando con quien haya señalado de invento esta amenaza contra Rivera? 

Hasta el fósil político de Rosa Díez tuvo su trocito de desfogue en su cuenta personal de Twitter. Díez, implacable siempre ante todo lo que se acerque un milímetro al terrorismo, dijo: "Ayuso consiguió que Iglesias se fuera del Gobierno y Monasterio consigue que se vaya de La Ser. Mujeres al poder". Horas después borró el tuit.


 

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