Ponte GAFAS

OPINIÓN

Ponte GAFAS

Satirinás



No sé si llegará el día en el que la humanidad se ponga de acuerdo en algo, quizá el día en el que nos invadan seres extraterrestres, aunque incluso en esa circunstancia seguramente haya una oveja descarrilada que se alinee en el bando intergaláctico, da igual que anteriormente militase con la organización de nuestro particular Jesucristo Superstar o el Neo-Cid Campeador. En ese momento no importarán las razones que le lleven a actuar de tal forma, será el esquirol que vendió a la humanidad para beneficio propio; sean ustedes quienes juzguen si, dado el caso, fuese una acción emanada de la simple necesidad de supervivencia o una mezquindad simple y llanamente.

Aunque yo no sea Orson Wells siento comunicarles que la invasión lleva años fraguándose, pero en este caso es intra-terrestre, no se trata del ya, desgraciadamente famoso, COVID-19, ni siquiera de un ser vivo microscópico que nos colonice silenciosamente. Se trata de una característica inherente al ser humano, la avaricia. Esa que resalta sobre el resto de características de vuestro ser. Por favor, que nadie confunda avaricia con ambición, son cosas totalmente diferentes. Aunque pudiésemos analizar la asociación de esta cualidad a ciertos colores del espectro político no es el tema de discusión de hoy, hagamos el sano ejercicio de olvidar las ideologías por un momento y analicemos el momento actual olvidando todos los dogmas adquiridos desde nuestra más tierna infancia, por un momento pensemos por nosotros mismos.

Aunque no lo crean el infierno es un lugar cálido, claro que lo saben, allí hace un calor de cojones, pero no es esa la acepción que intento inculcarles, me refiero más a la calidez que proporciona tu hogar. Y eso es gracias a que allí impera el principio de justicia y equidad. Es cierto que quizás nos cebemos con eso de los castigos eternos y que deberíamos actualizarnos a los nuevos tiempos… pero esto también es otro tema.

Toda esta parafernalia que les estoy exponiendo se debe a la famosa “Tasa Google” (“GAFA” en Francia) que desde ayer se implantó en nuestro país, tan controvertida como necesaria. Creo que cualquier persona que sepa como se sufragan los gastos de un país estaría de acuerdo con que una empresa que genera miles de millones de euros en beneficios deje una parte proporcional allí donde se generan esos para devolver a esa sociedad lo que le ha dado, básicamente ingentes cantidades de dinero. ¡Fácil! Pero es entonces cuando entra en juego la avaricia, esa cualidad de las muchas que tiene el ser humano, algunas incluso buenas, que hace olvidarnos incluso de nuestro padres por ascender en la cima del poder. Esa que lleva a una sociedad a encumbrar como presidente del país más poderoso del mundo a un verdadero hijo de puta que mas debiera estar en un psiquiátrico que tan cerca del botón de destrucción global.

La avaricia nos lleva a anteponer, de las muchas facetas que tenemos como sociedad, la economía obviando al resto. Es una lacra que nos hace querer echar al inmigrante sin importarnos sus necesidades, incluso hace que lo deshumanicemos para no crearnos conflictos internos. Dije que no iba a hablar de ideologías, pero haré un paréntesis para comentar la extraña relación que siempre ha existido entre el nacional catolicismo y la xenofobia; no es por echar flores a mi eterno antagonista, pero creo que él promulgaba eso de amar al prójimo, personalmente no creo que se pueda ser católico si no practicas con el ejemplo.

Retomando el hilo, la avaricia nos aleja de nuestra humanidad porque nos aleja de aquellas personas que no seamos nosotros o no pertenezcan a nuestro entorno directo, llegando a otorgar diferentes grados de duelo por personas totalmente ajenas a nuestra vida simplemente por su nacionalidad, estatus social o raza; no os preocupéis en el infierno no discriminamos más que por vuestros hechos en la vida terrenal.


Quizás la economía sea el pilar que más importancia tiene en nuestra sociedad porque la avaricia es la cualidad que más destaca entre las personas y eso nos hace débiles porque siempre estaremos supeditados al más fuerte, en este caso al son de un señor al que el abuso de tintes le ha enraizado en lo más profundo de su cerebro. Un señor que prefiere hacer uso de su posición de privilegio para, en lugar de negociar, amenazar con represalias dignas de un “enfant”.

Pero la avaricia tiene una doble lectura, nos incapacita para hacer frente a los abusones, nos paraliza y apocopa tanto que preferimos vivir alegremente empalados antes que hacer frente a las injusticias por temor a las represalias. El miedo a perder este falso estatus de bienestar hace convertirnos en tragaderas andantes dispuestas a consentir vejaciones diarias a cambio de poder subir una foto poniendo morritos en el espejos de un antro de mala muerte para decir a nuestros amigos los “guais” que somos; joder hace no tanto tiempo, cuando querías decir algo a un amigo lo llamabas y para contarle algo no hacía falta proclamarlo a los cuatro vientos.

La falsa ley de la oferta y la demanda nos hace convertirnos en despiadados tiburones que ni siquiera piensan que, por muchos impuestos (justos) que le hagan pagar a Google, él factura miles de millones a tu costa y por eso no dejará de operar aquí ya que tú eres el activo de Google y no el dinero, y 47 millones de españoles no es moco de pavo. A veces somos tan gilipollas que intentamos boicotear a una empresa catalana por estar a favor del diálogo, pero nos parece perfecto que una multinacional se las ingenie para no dejar un céntimo en nuestras arcas, en fin, que alguien me lo explique porque yo no lo comprendo. Una empresa se las ingeniará siempre para pagar los menos impuestos posibles, pero mientras consiga réditos seguirá existiendo. ¿Realmente no les parece justo que nos devuelvan una ínfima parte de todo lo que les damos?

La avaricia hace actuar a Trump como lo que es, un inconsciente que no calibra las repercusiones de sus acciones porque no es capaz de mirar más allá de su ombligo. Para este “señor” los españoles somos como un inmigrante a los ojos de los dirigentes de Vox (en realidad no solo los españoles sino cualquier persona no-estadounidense), una lacra a erradicar mientras expolia sus países de origen sin ningún tipo pudor. Ese es el principio del nacionalismos, ya sea catalán, español o estadounidense, primero yo y al resto que les den.

Para luchar contra la avaricia sólo existe un camino y es el de la JUSTICIA, sin complejos, sin miedo a las repercusiones, aunque consciente de ellas, unificando nuestras fuerzas como pueblo y comunidad (ya no sólo España o Francia, sino Europa, Asia y China) para decirle a este señor que sabemos que es más fuerte que nosotros pero que eso no le da derecho a estar constantemente avasallando. Tú eres el único que puede decidir quién quieres ser, si ese esquirol que allanará el camino a la invasión extraterrestre porque consideras el bando ganador y quieres asegurarte un buen puesto (aunque sin voz ni voto) o alienarte del lado de la justicia porque crees que a los abusones hay que plantarles cara a pesar de poder llevarte una buena hostia.


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